domingo, 4 de mayo de 2008

4º MENCION LÍA GONZALEZ REFOJO


Señora:

Imagino:



De puntillas me acerco a ti, para fundirme en una comunión exquisita…

Subo a tus pies para rozarte y hablarte queda al oído…

Delineo un giro rápido contigo y mis muselinas revolotean en el aire…

Tus lazos fuertes me guían y me sueltan con maestría, provocando

un desvarío de pies y manos que se adueñan del lugar…

Mi ágil rotación cantarina en ese breve espacio diseñado por ti…

Tu caricia de mirada contoneando mis hombros…

Mis dedos que se vuelven continentes de mensajes al entorno…

Mis puntillas de tul jugando con la brisa que provocan nuestros andares…

El contacto con el piso acogedor para surcarlo de a dos con emoción…

El hermoso bamboleo de notas musicales que nos penetran y nos dan

vida…

Mis ácueos rubores generados por cabriolas felices…

Tus sonrisas aplacando ímpetus y excesos…

Y, en la cúspide, un encuentro amoroso que me eleva y extasía…



Es:



Una ilusión escénica en un teatro vacío de verdades…

Una visión quimérica en un sueño de niña…

Una plegaria mansa y lejana sin destinatario…

Un gorjeo a la vida en la inmensidad del tiempo…



¡Oh, DANZA!... de haberte entonces abrazado, ¡cuánto hubiera gozado y

y transmitido mi alma!.


Guega

3º MENCION JUAN CARLOS ISLA






Se que te sorprendo
con la llegada de esta carta
Después de tantos años
mi figura pequeña
-la de entonces-
Será un punto borroso
en tu memoria
Pero no creo en la figura
del olvido
con mi profunda rebeldía
insisto persevero y permanezco
Por eso estoy aquí para encontrarte
descubierto entre las calles del pasado
¿te acordás cuando en la plaza de Cabildo?
juntábamos los trinos de la siesta
y en la fuente de los peces de colores
se ataban nuestras voces en las ramas
Era ese tiempo en que mi Tía
se enamoraba de vos… y vos se que
la amabas
y yo… estaba allí como testigo y recibía
con la muñeca rubia
de la infancia.

Te quiere Sabrina.

2º MENCION ROSA LÍA CUELLO



Amor:
Ayer encontré el poema de Idea Vilariño, aquel que te recité la primera vez que te sentaste a charlar conmigo.”Ya no será, ya no, no viviremos juntos….Nunca sabrás quién fui ,por qué me amaron otros.”
Nunca lo sentí tan mío como hoy ¿Profético? Tal vez por eso me gusta tanto, tal vez por eso te prendí una luz en la mirada, una luz que aún se balancea en tus pestañas.
Somos dos almas que en determinado momento vibraron en la misma frecuencia, quizás por que se necesitaban. Después llegó la andanada de mensajes al celular y tus apariciones repentinas con cualquier excusa para verme. Fuiste compañía, el mago que siempre tenía un conejo a mano para mostrarme.
Era linda esa magia que nos rodeaba y saber que nadie tendría tantas certezas sobre tu vida como yo, y que la alquimia nos envolvía y el disfrute era mutuo.
Que importaba el después, si los dos sabíamos que era yo la que se alejaría. Qué importaba el después si los dos entendíamos que nunca te irás de mí, ni yo partiré de tu vida aunque estemos lejos.
Jugaste al protector, me viste por dentro y me dejaste verte .Y sabías que yo sabía, y que cada gesto, cada caricia disimulada la guardaríamos para siempre en nuestro corazón.”Ya no soy más que yo para siempre y tu ya no serás para mí más que tú”.
En el país del presente la nostalgia anda revoloteando recuerdos y esta noche te pertenecen. Un abrazo muy grande.
Rosy

1º MENCIÓN TERESA IRIS COSENTINO




Carta a mi nietita Irene

¿Qué podría decirte, pequeña mía…Podría contarte de las ilusiones con que esperé tu llegada, de las batitas que te tejí, de los baberos que te bordé, de ese moisés que acunara los primeros sueños de tu papi y que vestí para vos …y te veo en una espuma de linón y broderie…
Qué distinta hubiera sido la vida de tus papis si… Talvez hubieran seguido juntos y hubieras tenido muchos hermanos…
Pienso en la emoción de tus primeras palabras…en el alboroto de tus primeros pasos…y me parece verte con tu guardapolvo blanco en tu primer día de clase…y recibiendo tu diploma de primaria…y en tus quince años y con tu primer noviecito y luego la elección de una carrera…
¡Qué pronto pasa el tiempo!...¡Qué difícil aceptar que nada fue así porque tu vida fue tan breve, brevísima… Sólo alcanzó para recordarte, en la brevedad de tu nombre, Irene, porque en mi memoria vives, cual duende. Efímera vida con nombre de estrella, ésa , la más brillante que por ti se enciende. Sobrevuela los días y enciende las noches, tu imagen etérea y una canción de cuna te mece. Estás en mi oración que al cielo sube pues cual Ángel de la Guarda eres, mi pequeña, mi dulce nietita vestida de nubes. Cual destello sublime, fugaz existencia en mundo terreno, tu presencia nos dejó por siempre el soplo de tu alma a pesar del tiempo…y de que hace veinte años, pasaste como en fugaz vuelo…
En un soplo de amor mi alma te roza…
TU ABUELITA SECRETA

3º PREMIO GUILLERMO FABIÁN LANDO


Querida:

Abrumado por la indocilidad del viento, intangible transporte de arena y pena o soledad siempre. Ahora que pesan los años como antiquísimas hojas de palmera. Ahora que duelen los recuerdos, las palabras enmohecidas de tus cartas, las fotos nuestras que nos ironizan desde su juventud imperturbable. Ahora que duele absolutamente todo excepto aquello que vivimos (o tal vez), vuelvo la mirada a donde nunca el corazón del hombre osó engalanar con el olvido.
Agobiado por la incertidumbre de lo mundano y lo incierto te busco exasperado entre tus líneas. Te recuerdo por todos los recuerdos que te nombran, tu sonrisa apenas ausente, las noches imaginando como un insomne crónico qué mirabas cuando cerrabas los ojos y te escapabas para vivir cualquier excusa, mientras yo, abrumado por tanta quietud, por tanta mansedumbre pasional, te añoraba consternado de poemas a vos y mellaba esa distancia incomprensible con monólogos y cuentos de invierno.
Ahora es cuando gimen las nostalgias, las antiguas respiraciones asimétricas, ahora que las sombras giran como torbellinos y nos miran de frente como a unos desconocidos, imaginando qué hubiera sido de nosotros sin la oportuna soledad de conocernos, de haberte mirado con los ojos en nadie más, de haberte fijado en mí así como era.
El viento araña las persianas viejas afanosamente buscando cómo penetrar el alma ahora que me siento dolido de tu ausencia, y yo resisto llamándote con mi silencio, buscándote entre tanta dispersa monotonía, escribiéndote esta carta sin tiempo sólo para que sepas lo que siento ahora que vuelvo la nostalgia a donde nunca, no sé por qué, pude vivir ésto que he vivido.

Te quiero.

martes, 29 de abril de 2008

2º PREMIO MARTA RAVIZZI


TRISTEZA
(… A lo lejos tocan los violines / que el crepúsculo toca para verme más triste…)
De violines y otras cuestiones. Juan Gelman. 1956-1958

Mi amor:
Éste era el camino.
Agoté mis recursos, sabías no eran magros. Uno a uno fui dejando a tus pies, retazos de fe, esperanzas, todo el amor nacido para vos, aun antes que yo fuera gestado.
Aquí estamos. Mis ojos, violines rotos, cantan en otoño con una sola cuerda destemplada. Tus ojos, estrellas encendidas, hoy viajan por el río sin escuchar mis notas disfónicas, trastocadas.
Tus alas desplegadas a otro mar, tan diferente y a la vez tan parecido a este, que, iluso pensé que sería eterno.
Insistí. Tanto he intentado, pero tu mirada sorda, tus manos ciegas dejaron mi amor a la intemperie, y hace frío. Todo mi abrigo quedó preso de las caricias truncas. Estoy desnudo. Sin pudor, aterido.
Yo sí te amo, sin embargo entendí que algo o todo un día muere, se termina, llega el ocaso irremediablemente.
Puertas, muros, candados, dejan atrás destellos de jazmines, esos que estaban enredados en tu pelo cuando tu boca juró frente a la cruz.
Creí, supuse que nunca. Pero siempre y nunca (sentencias ya descoloridas) a veces se encuentran, como imanes, formando un todo abigarrado que dividen y separan.
Yo sé, no tengo dudas, vos sos mi amor y aquí en el costado sangra mi llaga como herida eterna.
Comprendo, no soy en vos. Mis manos ya no pueden protegerte. La brújula cambió el norte dejándome muy lejos. Acepto, es imposible comprar ni siquiera cincuenta gramos de cariño.
Solo un punto:
Que sepas, que recuerdes. Este amor lo consagré a tu esencia. Así será tu olvido o tal vez un día des vuelta la cabeza, en la distancia (abismo donde cayó mi nombre) y entiendas, que aún maltrecho, mi corazón-harapo, con hilachas en el alma, así, no tendrás otro.
Ese violín que toca para verme más triste dejará la huella de lo que fuimos, vos y yo; de lo que perdimos, vos y yo; de lo que ya no soy; de lo que queda de mí.
Porque hasta tu sombra, rechazó la sal con que regó tu paso mi tristeza.
Eternamente tuyo,
Yo.

1º PREMIO MARÍA VERÓNICA MELOGNO


La que no llegará
…., 22 de julio de…
Amor mío:
Esbozo esta carta con lo que me resta de pensamiento, puesto que mi cuerpo ya no me pertenece y se ha cobijado en los brazos de la inmovilidad.
Desde que me trajeran, sólo mis ojos se mueven al compás de mis deseos y el techo agrisado (que es lo único que veo) se me aparece como un imán de conciencias descarriadas que, a falta de un cuerpo en donde anidar, se adhieren al cielorraso y se perpetúan en él como una segunda piel.
En este cementerio de cuerpos lacerados (donde sólo escucho lamentos y delirios) te pienso como eras el día en que partí. Recorto tu silueta y trato de ubicarla en un escenario menos sórdido que los muertos cubiertos de barro que he tenido que pisar como si fueran basura. A veces, ese mismo barro te cubre y te imagino muriendo y hundida por un pelotón que avanza.
Pero, por la tarde, cuando el sol se escurre por las ventanas y proyecta sombras alargadas y difusas, ahí es cuando te pareces a ti.
Si la vida me concediera un último deseo, querría volver a olerte… Sí, como un animal… porque ahora sé que es lo único que se siente, aún inmóvil.
Nadie debería guardar los recuerdos que me acecharán de aquí en adelante.
Pienso en la vida que tuvimos como en un espejismo. Es aquí, en este hospital fétido, donde está lo real. Tú sólo fuiste un sueño, un amuleto, el talismán de alguna tribu perdida que me fuera concedido por un tiempo para hacerme feliz.
Cuando tirito, no por la fiebre sino por la muerte que respira hiel sobre mi rostro (y la oigo jadear, con anhelo, como un amante impaciente) deseo no haberte conocido para no saber que, en algún lugar, existes.
Sólo espero que nunca tengas que verme como soy ahora y comprendo, en fin, que, en medio de esta masacre, soñarte es también no dejarte ir.
Por eso, aunque esté enhebrando jirones de agonía, agradezco con todas mis fuerzas porque sé que nadie te los podrá hacer llegar jamás.
Grant